Creando un Estilo de Arte Arquitectonico en el Nuevo Mundo

La conquista del Nuevo Mundo por España trajo consigo estilos arquitectonicos españoles. La tradición arquitectónica española, con orígenes en el Norte de África, mezcló estilos de tan lejos como el Norte de Europa hasta el Medio Oriente. Este estilo distintivo puso toques moriscos en la estructuras góticas, conocidas en el siglo XVIII como barroco o churrigueresco. Los elementos sumamente decorativos del Viejo Mundo  fueron entonces trasladados al México Colonial, en donde ayudaron a formar las grandes catedrales de la Ciudad de México y la región circundante de México.

Mientras que se conservaban muchos de los elementos españoles tradicionales, la arquitectura misional de la frontera tendió a ser utilitaria. Los edificios variaban en extensión desde cincuenta pies hasta algunos cientos de pies en longitud y eran igualmente variables en altura. Las plantas arquitectónicas tenían diversos diseños en los cuales se notaban decorativas formas cruciformes con corredores de arcada, mientrs que otros eran diseños simples de una sala con ocasionales sacristías con vista al bautisterio (Figura 1). Las estructuras sencillas de adobe o iglesias altamente decoradas se construyeron en áreas con muy poca o nula infraestructura, frecuentemente en condiciones peligrosas. Estos lugares sirvieron a la iglesia, pero también funcionaron como guarniciones defensivas. Estas estructuras fueron el centro de muchas comunidades ya que servían en una variedad de propósitos.

Típacamente, las misiones fueron construidas con materiales locales tales como adobe y piedra, y ladrillo cocido usado en la construcción de iglesias más elaboradas con múltiples domos y arcos. Los trabajadores indígenas fueron dirigidos por misionarios calificados durante la construcción. Los edificios evidencían lo altamente capacitados que eran los artesanos tanto en el diseño arquitectonico como en las tareas de acabado. La influencia vernácula es especialmente evidente en el estilo de albañilería de muchas de las misiones construidas en los pueblos de Nuevo México,  EEUU.

La ornamentación dio a las misiones su caracter individual. La decoración de la fachada va desde el muro de piedra simple a la elaboración de elementos complejos en piedra tallada. Los murales policromáticos altamente ornamentados o con algunos elementos pintados a mano por los trabajadores indígenas, decoraban el espacio interior. Los altares elaborados o retablos se transportaron desde las  grandes ciudades junto con las campanas de bronce y otros obras de arte sacro. Aunque la arquitectura jesuita es con frecuencia considerada la más ornamentada, a menudo los planos de piso y decoración de los franciscanos y jesuitas son indistinguibles (Kennedy 1993). En muchos casos, los franciscanos modificaron o reconstruyeron las misiones en sitios originalmente establecidos por los Jesuitas. La mezcla de estilos artísticos y arquitectonicos de las misiones fronterizas se convirtió en una tradición regional distinta que produjo estructuras utilitarias únicas y frecuentemente visualmente magníficas. Las misiones coloniales españolas continúan inspirando la arquitectura de las zonas fronterizas.