Condiciones Socioeconómicas a lo Largo de las Zonas Fronterizas

La Iniciativa Misional busca renovar las conecciones históricas entre los sitios en el suroeste de los Estados Unidos y norte de México para proteger los recursos culturales importantes y para generar oportunidades económicas regionales. Un breve resumen de la historia socio-económica de la frontera destaca la necesidad de crear alternativas para comunidades participantes.

Los inmigrantes y los trabajadores migratorios han mantenido su presencia a lo largo de la frontera de los Estados Unidos y México desde su establecimiento en 1848-1854. Durante la revolución mexicana de 1910, los Estados Unidos restringió la entrada de muchos grupos de inmigrantes, pero los ciudadanos mexicanos y estadounidenses cruzaban la frontera libremente. Durante la segunda guerra mundial, las demandas de la mano de obra originó el reclutamiento activo en México para reemplazar los trabajadores en los Estados Unidos sirviendo en las industrias militares y las relacionadas a la defensa. Alrededor de 1966, las ciudades fronterizas como Ciudad Juárez y Tijuana empezaron a crecer rapidamente al momento en que las plantas de manufactura (maquiladoras) se introdujeron. Actualmente, este sistema está de nuevo en transición al verse el comercio atraído al extranjero por la mano de obra más barata y menos restricciones legales y del medio ambiente. Mientras tanto, la necesidad por una mano de obra agricultural y doméstica competitiva en los Estados Unidos no ha diminuido.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte de 1994 (NAFTA) ha resultado en un flujo más libre de bienes a través de las Américas, pero con frecuencia sin el desarrollo de la infraestructura necesaria para salir adelante con el aumento de la población en comunidades fronterizas. Las restricciones de inmigración actuales de los Estados Unidos han alentado el contrabando ilegal de trabajadores por la frontera que frecuentemente resulta en abuso y muerte. Muchos pueblos Mexicanos en el norte han perdido un número significante de hombres adultos, quienes emigran hacia el norte para asegurar el sustento de sus familias. Por consiguiente, estos asentamientos mexicanos son poblados principalmente por mujeres, niños y los ancianos. Tal demografía afecta a la estructura familiar y la interacción comunitaria, creando una base social inestable para la gente y la economía de la frontera.

Claramente, se necesitan alternativas económicas en la región fronteriza. Tanto la conservación histórica y el patrimonio turístico, como se describe en este reporte, ofrecen una nueva industria fronteriza. Los programas como la Iniciativa Misional pueden tomar un papel importante en reconstruir la frontera de Estados Unidos y México como una región de cooperación internacional y asistencia mutua en vez de una de controversia y falta de confianza.